Una Metáfora del País: El Tránsito de las Avenidas
Desde hace un tiempo, desplazarse por las Avenidas Teniente Presidente Perón y, en ciertos tramos, por las Avenidas 25 de Mayo y Mitre en nuestra ciudad de Villa Mercedes, se ha convertido en una verdadera proeza para nuestros sentidos. Autos estacionados en ambas manos de las avenidas, ocupando incluso los cordones de las veredas, semáforos descoordinados o simplemente titilando sin sentido, comercios que invaden las veredas sin habilitación y la ausencia de agentes de tránsito en horarios pico, son solo algunos de los factores que contribuyen a una mala calidad de vida para quienes transitamos diariamente por estas arterias.
Ni que decir si un peatón se aventura a caminar por la avenida, especialmente aquellos que se ven obligados a sortear comercios que ocupan ilegalmente la vía pública o autos que invaden las veredas. ¿Y si ese alguien que transita lo hace en silla de ruedas? Directamente se ve forzado a hacerlo sobre la avenida.
En este país, el respeto a la senda peatonal parece ser una ficción, peor que cualquier novela de «realismo mágico» de Gabriel García Márquez. A este caos se suma la falta de atención a la velocidad en las avenidas, y si consideramos la presencia de carritos de tracción humana o de caballos, motos, bicicletas y camiones, podríamos rebautizar las avenidas como las de la Fortuna. Sobrevivir sin incidentes se convierte en una verdadera lotería.
El cruce de la Avenida 25 de Mayo, especialmente en las intersecciones sin semáforos, se torna particularmente peligroso, con conductores que lo atraviesan de manera temeraria, deteniéndose incluso en el centro del bulevar. La falta de presencia policial o de agentes de tránsito, la carencia de stoppers o reductores de velocidad, autos estacionados en esquinas que obstruyen la visibilidad, motos llevando más pasajeros de lo permitido, a veces trasladando a familias enteras, son la metáfora perfecta de nuestra convivencia vial.
No podemos pasar por alto problemas como el bacheado, la carencia de bici-sendas y la incertidumbre respecto al destino del transporte público. Además, la circulación de monopatines eléctricos, prohibida en países como Francia, añade un elemento más a la complejidad del panorama.
La flota de autos con más de 5 años de antigüedad refleja el estancamiento en el progreso material del país. En las avenidas y en el país en general, la falta de autoridad es evidente, aunque recientemente se hayan iniciado intentos de controlar la situación después de que durante mucho tiempo ciertos individuos se apropiaran exclusivamente del espacio público.
¿Acaso no somos todos pueblo? ¿No somos pueblo cuando buscamos transitar de manera ordenada por nuestras calles y cuando queremos que la onda verde del semáforo esté coordinada? La anomia parece ser la regla, permitiendo que cualquiera haga lo que quiera sin mayores consecuencias.
Es crucial realizar una autocrítica. La falta de formación en convivencia vial es evidente, y cualquier accidente podría tener consecuencias graves, especialmente en un contexto de ánimos caldeados. La paciencia, el ejercicio de la ciudadanía, el respeto a las normas y un aumento en los controles diurnos podrían ser elementos fundamentales para el cambio que tanto necesitamos.
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gabriel
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