FABIOLA YAÑEZ DECLARÓ CUATRO HORAS CON EL JUEZ ERCOLINI.
Alberto Fernández, quien durante su mandato se autoproclamaba como un defensor de los derechos de las mujeres, ahora se encuentra en el ojo de la tormenta, acusado por su ex pareja, Fabiola Yañez, de ejercer violencia de género. La contradicción es evidente y pone en tela de juicio la sinceridad de su postura respecto a la lucha contra la violencia machista.
Yañez, ex primera dama, declaró durante cuatro horas ante el fiscal Ramiro González, desde Madrid, ampliando su denuncia contra el expresidente. La situación es grave: en su testimonio, Yañez detalló episodios de «lesiones graves», «abuso de autoridad», y lo que describió como «terrorismo psicológico». Todo esto, presuntamente, perpetrado por quien se presentaba como un paladín de la justicia social y la equidad de género.
Es irónico que, mientras Fernández públicamente abogaba por la protección de las mujeres y la lucha contra el machismo, en su vida privada, según la denuncia de Yañez, mantenía conductas diametralmente opuestas. Este doble discurso no solo mina su credibilidad, sino que también representa una traición a todas las mujeres que alguna vez creyeron en sus palabras.
Aún más inquietante es la acusación de Yañez de que el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, encabezado por Ayelén Mazzina, no actuó cuando ella solicitó ayuda. Según su relato, su pedido de apoyo fue desoído, lo que profundiza la sensación de desamparo y la denuncia de hipocresía en las altas esferas del poder.
Las revelaciones de Yañez no solo exponen una conducta reprobable, sino que también abren un debate necesario sobre la autenticidad de las políticas de género promovidas durante el gobierno de Fernández. Mientras él se presentaba como un líder comprometido con la igualdad, su comportamiento personal, según la denuncia, sugiere una realidad muy diferente.
La denuncia contra Fernández es un recordatorio doloroso de que las palabras no son suficientes. La verdadera defensa de los derechos de las mujeres requiere acciones consistentes y un compromiso genuino, algo que, según Yañez, estuvo ausente en la relación del expresidente con ella. La hipocresía de Fernández es ahora evidente, y su legado como «defensor de las mujeres» está más que cuestionado.
gabriel_editor
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