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El Intercambio

ASESORES DE BARTOLOME ABDALA. EL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADOS QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA.

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El presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, tiene 20 asesores con sueldo declarados, según consta en el sitio web del senado.  

Seis de ellos son de planta permanente, heredados de los Rodríguez Saá, y 14 de planta transitoria. El costo al Estado de los asesores de Abdala es de al menos $26.976.139, ya que en la cuenta no se contemplan pagos extras como antigüedad, permanencia en el cargo, títulos universitarios, viáticos y otros.

El sueldo bruto de la categoría más alta (A1) es de $2.031.702 a agosto de este año, mientras que la más baja es de $576.592. El salario de cada asesor cuenta con adicionales que podría hacer crecer entre un 20 y un 30 por ciento el monto final. Reciben un 20% extra por título profesional y un 14% por un segundo título. También un adicional de 10% por otras funciones, además de la antigüedad, viáticos y reintegros por gastos en comida.

Bartolomé Abdala: ¿Construyendo poder a costa del Estado?

El presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, se encuentra en el ojo de la tormenta tras revelarse que cuenta con al menos 20 asesores a sueldo, generando un costo millonario para el Estado. Sin embargo, más allá del gasto desmedido, lo que resulta preocupante es la evidente utilización de recursos públicos para construir una estructura política que le permita cimentar su poder con miras a las elecciones provinciales.

Abdala, en declaraciones recientes, no ha ocultado sus aspiraciones de gobernar San Luis. «Tengo más de 15 asesores, de los cuales 12 o 13 están en San Luis. Son categoría baja, vienen conmigo y se van conmigo», afirmó en una entrevista televisiva. Esta confesión ha levantado sospechas sobre cómo utiliza los nombramientos y cargos para consolidar su influencia territorial, asegurándose una red de lealtades financiada por los contribuyentes.

Lo más preocupante es que esta práctica no parece ser aislada. La administración de Abdala no solo ha demostrado un crecimiento desproporcionado en el número de asesores, sino que también se ha visto reflejado en otras instituciones clave donde los cargos parecen repartirse como favores políticos.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué está pasando con el nepotismo y amiguismo en San Luis y los nombramientos récord en varias de las municipalidades, el gobierno provincial y hasta las universidades públicas?

Si un ojo avezado pudiese determinar cuántos parientes directos, parejas actuales y amigos cercanos forman parte de esas estructuras, seguramente la ciudadanía se quedaría boquiabierta. Porque contrariamente a lo que se espera en una época de «meritocracia declarada», los concursos a cargos son para unos pocos, no son la regla sino la excepción. Además, supongamos que todos esos cargos fuesen ad-honoren, cabría preguntarse ¿no habría igualmente tráfico de influencias?

Este esquema de concentración de poder bajo el paraguas del Estado no es nuevo en la política argentina, pero en el caso de Abdala resulta particularmente indignante. Mientras el discurso oficial habla de austeridad, los hechos muestran lo contrario: un aparato estatal utilizado para sostener una campaña permanente.

En un contexto en el que las necesidades sociales son urgentes y los recursos públicos escasos, resulta inadmisible que el Estado sea utilizado como una agencia de empleo político para consolidar proyectos personales. La falta de transparencia y la evidente ineficiencia en la administración de estos cargos deja entrever un modelo de gestión que privilegia intereses particulares por sobre el bienestar de la sociedad.

¿Hasta cuándo seguirá este despilfarro en nombre de la política? Los ciudadanos de San Luis merecen respuestas claras, un freno al abuso de los recursos públicos y sobre todo respeto e integridad de sus representantes.

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