El ex gobernador hizo una reunión el jueves en la sede del Partido Justicialista. 

Sin importantes dirigentes del Justicialismo, ni el intendente de Villa Mercedes y sin siquiera una pizca de autocrítica.  

Ya sabemos que  gestión de Alberto Rodríguez Saá como gobernador de San Luis dejó una marca profunda y negativa en el sector privado de Villa Mercedes, particularmente durante la pandemia. Su total alineamiento con las políticas del gobierno nacional de Alberto Fernández y su enfrentamiento con la iniciativa privada resultaron en un golpe devastador para la economía local, cuyas secuelas aún son evidentes.

Durante la pandemia, Rodríguez Saá aplicó con rigidez las restricciones impuestas desde el gobierno nacional, sin considerar las particularidades y necesidades del sector privado local. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, se vieron obligadas a cerrar o a reducir drásticamente sus operaciones, lo que provocó una pérdida significativa de empleos y debilitó la economía de la región. El impacto fue tan severo que muchas de estas empresas no lograron recuperarse, dejando a Villa Mercedes con un sector privado frágil y desmoralizado.

Además, su política de confrontación con la iniciativa privada, donde se priorizó el control estatal sobre la libertad empresarial, desincentivó la inversión y la innovación en la ciudad. Los empresarios locales se encontraron con un entorno hostil, marcado por una falta de apoyo gubernamental y un exceso de regulación que asfixió el desarrollo económico.

El reciente acto realizado en la sede del PJ provincial mostró un panorama desolador para el justicialismo. La escasa concurrencia de dirigentes actuales y la presencia mayoritaria de figuras históricas, algunas de las cuales ya no están en sintonía con la realidad actual, reflejan un partido que no ha logrado renovarse ni hacer una autocrítica profunda. Los pocos dirigentes presentes parecían más una reliquia del pasado que una fuerza capaz de liderar en los nuevos tiempos.

La ausencia de una autocrítica sincera y la insistencia en mantener a los mismos actores que llevaron al justicialismo a la derrota electoral solo auguran un futuro incierto para el partido. El descontento dentro de sus filas es evidente, y voces críticas ya señalan que, sin un cambio de rumbo y sin la renovación de sus líderes, el PJ corre el riesgo de seguir perdiendo relevancia y apoyo popular.

Mientras tanto, el sector privado de Villa Mercedes sigue luchando por recuperarse de las políticas que tanto daño le hicieron. La necesidad de un liderazgo que entienda y apoye la iniciativa privada es más urgente que nunca, si se quiere revitalizar la economía local y devolverle a la ciudad el dinamismo que alguna vez tuvo.