Dmytro Kuleba, ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania y una de las figuras más prominentes del país en la escena internacional, presentó su renuncia este miércoles, en un momento crítico para el gobierno de Volodimir Zelenski. Esta dimisión se produce mientras Ucrania enfrenta una de las ofensivas más devastadoras por parte de Rusia, que ha dejado al menos siete muertos en una ciudad del oeste del país tras uno de los ataques con misiles más mortales desde que comenzó la guerra.

La renuncia de Kuleba, de 43 años, forma parte de una significativa reestructuración del gabinete ucraniano, la más grande desde que Rusia lanzó su invasión en febrero de 2022. Aunque no ha explicado los motivos detrás de su decisión, el Parlamento ucraniano aún no ha tomado una resolución definitiva sobre su solicitud. No obstante, sí aceptó las dimisiones de otros tres ministros clave: el de Justicia, Denís Maliuska; el de Industrias Estratégicas, Oleksandr Kamishin; y el de Medio Ambiente, Ruslán Strilets.

El presidente Zelenski había advertido que estos cambios eran inminentes, destacando la necesidad de «nueva energía», incluyendo en la diplomacia, para afrontar una fase crítica de la guerra, que en noviembre cumplirá 1.000 días. Durante una conferencia conjunta con el primer ministro de Irlanda, Simon Harris, Zelenski admitió que aún no podía confirmar los nombres de los nuevos ministros, ya que no estaba seguro de si los candidatos aceptarían sus invitaciones para unirse al gobierno.

Ucrania enfrenta grandes desafíos mientras se acerca otro duro invierno. La infraestructura eléctrica del país ha sido devastada por los bombardeos rusos, con un 70% de la capacidad de generación destruida, dejando a millones sin acceso a calefacción y agua en varias regiones. El reciente ataque a Leópolis, cerca de la frontera con Polonia, puso en evidencia la vulnerabilidad de todo el territorio ucraniano ante las capacidades de largo alcance de Rusia.

Mientras tanto, la incursión militar de Ucrania en la región fronteriza de Kursk, en territorio ruso, hace casi un mes, levantó el ánimo de los ucranianos, pero no logró cambiar el curso de la guerra. Rusia sigue avanzando en el este del país, mientras Vladimir Putin apuesta por una guerra de desgaste que, según expertos, busca prolongar el conflicto hasta que el apoyo occidental a Ucrania se debilite.

Zelenski, además, tiene en mente el impacto que podrían tener las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, que podrían redefinir el apoyo militar y financiero de Washington hacia Ucrania.