Javier Milei protagonizó el 9 de Julio  el desfile militar con mayor despliegue desde el retorno de la democracia en Argentina. En el aniversario 208° del Día de la Independencia, el Presidente trasandino fue un espectador privilegiado del despliegue de unos 7000 uniformados de la Fuerza Aérea, la Armada y el Ejército, encabezados por decenas de veteranos de Malvinas. Con el trato reverencial a las tropas y una gran puesta en escena sobre la Avenida del Libertador, entre las calles Agüero y Dorrego, el jefe de Estado libertario buscó marcar una diferencia con todos sus antecesores. Frente a miles de personas, Milei y su gabinete aplaudieron y vivaron a las tropas que marcharon en pleno y se exhibieron en aeronaves, tanques y blindados mecanizados a oruga. El Mandatario siempre pensó que su fuerza electoral debía sintonizar con la familia militar y ya venía transmitiendo que él pretende «reconciliar a las Fuerzas Armadas con la sociedad después de años de degradación».

La vicepresidenta Victoria Villarruel finalmente participó del desfile militar por Buenos Aires, así como también del Tedéum en la Catedral Metropolitana.

El Presidente y la vicepresidenta se reencontraron con un saludo protocolar y tuvieron escasos guiños en la primera mitad del evento. Pero luego comenzaron a intercambiar comentarios sobre lo que veían frente a sus ojos y, hacia el final del desfile, ambos bajaron a la avenida para subirse a un Tanque Argentino Mediano (TAM 2C).

Con ayuda de oficiales, Milei y Villarruel treparon al vehículo para saludar al público y provocar la adhesión de los vecinos presentes. Recorrieron sobre el blindado una distancia menor a una cuadra. Luego, el jefe de Estado tomó de la mano a su vice y la ayudó a descender. Ambos regresaron al palco, fuertemente escoltados por agentes de seguridad.

En el evento, los primeros en desfilar fueron los ex combatientes, quienes fueron aclamados por la multitud.