A pesar de las múltiples denuncias y protestas tanto dentro como fuera del país, el régimen dictatorial de Nicolás Maduro continúa consolidando su control en Venezuela, ignorando los llamados internacionales a restaurar la democracia. En una reciente movida, Maduro designó a Diosdado Cabello, uno de los principales exponentes del chavismo y defensor acérrimo de la dictadura, como nuevo ministro del Interior.

Cabello, conocido por su férrea lealtad al fallecido Hugo Chávez y a Maduro, ha ocupado diversos cargos dentro del régimen, siempre defendiendo las prácticas autoritarias que han sumido al país en una crisis humanitaria sin precedentes. Su nombramiento, según la líder opositora María Corina Machado, es una clara señal de que el régimen busca intensificar la represión y el control a través del terror.

«El nombramiento de Diosdado Cabello en la cartera del Interior es un mensaje claro al pueblo venezolano: la dictadura está dispuesta a emplear cualquier medio para perpetuarse en el poder. Este es un régimen que no tolera la disidencia y que utiliza el miedo y la violencia como herramientas para silenciar a quienes se oponen», afirmó Machado durante una conferencia de prensa virtual.

La dictadura venezolana, que ha sido condenada internacionalmente por violaciones sistemáticas a los derechos humanos, sigue aferrada al poder a pesar de la devastación económica y social que ha provocado. El ascenso de Cabello, quien ha estado al frente de la represión mediática y la persecución de opositores, es visto como un esfuerzo más por parte del régimen de Maduro para consolidar su dictadura y mantener el control absoluto sobre el país.

María Corina Machado, una de las voces más críticas contra el régimen, advirtió que esta nueva designación busca «generar terror» y desmoralizar a la oposición. «Maduro y Cabello creen que pueden continuar con su dictadura mientras el mundo mira hacia otro lado, pero deben saber que la lucha por la libertad de Venezuela no cesará», aseguró.

En este contexto, la situación en Venezuela se agrava cada día, con un régimen que recurre a medidas cada vez más autoritarias para mantenerse en el poder. La comunidad internacional, por su parte, sigue demandando una transición democrática, aunque hasta ahora los esfuerzos han sido en gran medida infructuosos.