Esta tarde, cientos de fieles se reunieron en la Parroquia San Cayetano, en Villa Mercedes, para dar gracias y pedir al Santo que no falte el pan de cada día y el trabajo. La festividad, celebrada al aire libre, contó con una gran concurrencia como cada año, reflejando la devoción y la esperanza en la providencia divina.

La jornada comenzó pasadas las 15 horas con la tradicional procesión, la única vez en el año en que la imagen de San Cayetano sale a la calle para llevar bendiciones a los hogares. Luego, se celebró la misa central presidida por el Padre  Sergio Simunovich. A pesar del clima frío, la asistencia fue significativa, y se observaron diversas expresiones de fe y emoción en los ojos de los presentes. Como es costumbre, se repartieron panes bendecidos al final de la celebración.

El padre Sergio  Simunovich explicó la importancia de San Cayetano como el Santo de la providencia, destacando su confianza en Dios y su dedicación a los pobres. «San Cayetano se santificó porque se quedó ahí confiando y entregándose. Dios da cuando necesitamos algo», expresó el sacerdote.

El 7 de agosto se celebra en honor a San Cayetano porque fue el día de su muerte. Durante la homilía, el párroco hizo hincapié en la dignidad del trabajo, afirmando: «Pedimos trabajo porque el trabajo es digno del ser humano. Necesitamos trabajar para sustentarnos, no podemos vivir sin trabajar. Por eso le pedimos a San Cayetano que trabaje los corazones de quienes tienen la responsabilidad de dar empleo, para que Dios dé paz a esos corazones que trabajan. Dios es capaz de mover todos los corazones y lo hace».

El sacerdote también insistió en la importancia de la oración constante: «A aquellos que necesitan trabajar, les digo que no dejen de pedir todos los días, no solamente el 7 de agosto». Subrayó que Dios escucha la oración de todos, especialmente la del pobre y el que no tiene trabajo, ya que «el que no trabaja está sufriendo. No es que solamente no tiene plata para comer, sufre, tiene una angustia muy grande en el corazón».

Al final de la misa, el párroco hizo un ferviente llamado a San Cayetano para que interceda y a nadie le falte un trabajo digno que le permita subsistir. La fe en San Cayetano y en la providencia divina ofrece consuelo y esperanza a quienes enfrentan dificultades, recordándoles que Dios escucha y responde a las oraciones de aquellos que sufren.

En un mundo lleno de incertidumbres, la festividad de San Cayetano reafirma la importancia de la fe y la confianza en la intervención divina para superar los desafíos de la vida. Que la bendición de San Cayetano nos acompañe siempre y nos guíe hacia un futuro de esperanza y prosperidad.