El reciente escándalo en Aerolíneas Argentinas, donde se investiga a empleados por utilizar «dedos de goma» para evitar asistir al trabajo, pone en evidencia un problema mucho más profundo: el altísimo costo que la empresa representa para los contribuyentes argentinos. A pesar de los esfuerzos por reducir la plantilla laboral y mejorar la eficiencia, la aerolínea sigue siendo un ejemplo de cómo una empresa estatal puede convertirse en un pesado lastre financiero para el país.

Desde hace años, Aerolíneas Argentinas ha dependido de millonarios subsidios estatales para mantenerse operativa, lo que ha generado una carga significativa en las arcas públicas. En un contexto donde la evasión laboral y el fraude son descubiertos y denunciados, la pregunta inevitable es: ¿hasta cuándo seguirán los contribuyentes financiando una estructura que no parece ser capaz de auto-sostenerse?

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia, se ha iniciado un proceso de reestructuración que incluye un plan de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, financiado con un fondo de 60 millones de dólares. Sin embargo, estos esfuerzos parecen insuficientes frente a la magnitud del problema. La situación de Aerolíneas no solo afecta a los empleados que hacen mal uso del sistema, sino también a cada argentino que ve cómo sus impuestos se diluyen en mantener una empresa que, en lugar de generar beneficios, sigue demandando constantes inyecciones de capital estatal.

Este caso es solo la punta del iceberg en cuanto a los desafíos que enfrenta Aerolíneas Argentinas, pero también es un recordatorio contundente de las consecuencias de mantener a flote una empresa que opera en números rojos, a costa de los recursos que podrían destinarse a otras áreas críticas para el desarrollo del país.

El debate sobre la viabilidad de Aerolíneas Argentinas está más vigente que nunca, y es hora de que se tomen decisiones que realmente prioricen el bienestar de los contribuyentes, quienes hasta ahora, han sido los grandes perjudicados en esta ecuación.

Igualmente  Para diciembre de 2023, Aerolíneas contaba con una plantilla de trabajadores de 11.926 personas para 84 aeronaves. Un promedio de 142 empleados por avión. 

Al 6 de junio, los registros de la empresa informaban una dotación de 11.455 empleados y el miércoles 6 de agosto, la compañía informó que eran 11.171 empleados y 86 aeronaves, lo que arrojaba una ratio de 129,9 empleados por aeronave. 

Es importante resaltar que la ratio es altísima,  en otras compañías áereas es de 30 a 35.